…la jerarquía católica no debe adversar al Gobierno de una forma que la convierta en una pieza más de la oposición política ni mucho menos haciéndose cómplice con su silencio de los crímenes de esa oposición…
EL CONFLICTO POLÍTICO DE LA JERARQUÍA CATÓLICA VENEZOLANA
Miguel Matos s.j
C.I.2.142.949
Con todo el respeto y cariño que me merecen los pastores de nuestra Iglesia Católica Venezolana, me voy a permitir ejercer ese derecho a opinar que debería respetar cualquier colectivo serio de nuestra sociedad sin represiones ni solapadas ni prepotentes.
Comienzo por decir que para ahondar en la naturaleza de este conflicto, es absolutamente insuficiente el limitarse a evaluar situaciones puntuales sobre las cuales se debe permitir también el ejercicio de la libertad por encima de las solidaridades automáticas y menos aún de las actuaciones serviles.
Yo diría que el “pecado original” imputable con una elemental constatación de los hechos, a la jerarquía católica, se materializó en el golpe de estado del 2002. Para negar esta afirmación habría que decir que no fue un Señor Cardenal el que propuso el nombre de Carmona Estanga para ocupar la “Presidencia interina”, que no fue un Señor Cardenal al que vimos firmando el acta de destrucción de la constitucionalidad venezolana, que no eran unos señores obispos quienes brindaban ante las cámaras de TV la noche del golpe, habría que decir que no era un connotado representante de la jerarquía el que levantó las manos de los presidentes de la CTV y Fedecámaras en los tiempos del frenesí oposicionista, y obviamos, por falta de espacio, detalles más folklóricos como el del sacerdote que vestido con una sotana-pijama ocupó por unos segundos las cámaras de TV en la noche fatídica del 11 de Abril con una actuación irresponsable e inmadura, o el otro sacerdote que, rigurosamente ataviado con vestidura clerical, montó una mesa en la Plaza de San Pedro en Roma para recoger firmas para el Referendo. Habría que olvidar el silencio y los muy poco disimulados apoyos eclesiásticos al paro petrolero criminal que nos impuso la oposición.
Tendrían que hacerse muchas maromas para no reconocer el protagonismo descarado de nuestra jerarquía en toda esa estrategia macabra.
Y por otro lado, resulta que el otro hecho de una evidencia también innegable, es que esta arremetida contra la democracia fue derrotada, no por el Gobierno sino por el país, por la nación, por Venezuela. De modo que no es exagerado decir que el país le dio un NO rotundo a la propuesta de la Jerarquía.
¿ Cúal debería haber sido la actitud de esa Jerarquía ante ese clarísimo pronunciamiento de una innegable mayoría de los venezolanos ? A mi modesto entender, una Institución que tiene la misión de acompañar a todos los ciudadanos, pero especialmente a las mayorías nacionales y más específicamente a los sectores más sufridos, debía haber reconocido que se habían ubicado en el peor lugar en esta contienda. Y debían haber rectificado humilde y públicamente.
En honor a la verdad reconocemos con la misma hidalguía, la pertinencia y veracidad de muchas de las críticas procedentes de los personeros de la jerarquía contra irritantes, graves y lamentables errores de este gobierno.
Pero la jerarquía católica no debe adversar al Gobierno de una forma que la convierta en una pieza más de la oposición política ni mucho menos haciéndose cómplice con su silencio de los crímenes de esa oposición. En el plano nacional e internacional nuestra jerarquía ha obsequiado con su silencio mortíferas agresiones contra la sociedad.
¿ Qué ha dicho nuestra Jerarquía de la destrucción de Irak y de Afganistán, de la masacre de Gaza, de las prácticas delictivas de los acaparadores venezolanos de vehículos, de víveres ? ¿ De la degradación de nuestros medios de comunicación que embrutecen a nuestros niños y jóvenes ?
Y si nos permitimos, efectivamente dar crédito a muchas quejas repetidas e irritantes de nuestros fieles, constatamos que muchos católicos, sin incurrir en ningún irrespeto, han dejado de asistir a sus templos para no amargarse con los mítines oposicionistas de sus párrocos. Hay que reconocer que en los Colegios Católicos es un heroísmo comportarse simplemente como un no oposicionista rabioso. Si no lo cree, haga la prueba. Incluso digo que uno siente cada vez más miedo a encaminar a los jóvenes a los seminarios o noviciados de la vida religiosa porque bastan unos pocos meses de haber ingresado a estas instituciones para que esos jóvenes se conviertan en militantes agresivos de la oposición. Lo curioso es que muchos de los familiares de estos jóvenes, cuando son de extracción popular, siguen apoyando el proceso. ¿ Qué hicieron con sus hijos ?
Con ninguna de estas aseveraciones intento atenuar la gravedad de las lacras que oscurecen el desarrollo de este proceso bolivariano: la corrupción descarada, tanta incompetencia y mediocridad en los funcionarios públicos, la incapacidad para devolver un mínimo de seguridad a los venezolanos. Y tantas otras cosas más. Ni tampoco justifico en lo más mínimo el uso de atropellos verbales contra nadie y menos aún cuando el atropellado no tiene los mismos medios para defenderse.
Pero mi modesto entender me mantiene irrenunciablemente claro en pensar que a pesar de todas estas innegables y dolorosas deficiencias del proceso bolivariano, la realidad a la que nos llevaría el regreso de los depredadores de la cuarta república, la mayoría de los cuales ya hace tiempo que no aman y hasta desprecian a Venezuela, el regreso de esta gente al poder, sería una verdadera tragedia nacional especialmente para los más pobres. Por eso siento que siguen siendo antipatrióticas y antievangélicas las acciones que podrían propiciar esta tragedia. Esto podría sonar a chantaje, sí, cierto, pero por encima de esta apariencia, esta disyuntiva es la más cruda e indiscutible realidad.
"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información".
Rodolfo Walsh
1 comentario:
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